jueves, 29 de agosto de 2013

Growing Brains (on Petri dishes, in Vienna, with differentiated areas and even a retina)

I don't normally use my blog to comment on news or such, but this is really important.

This is a Petri-dish-grown-HUMAN-brain

 (A cross section of it, actually.)

Scientists in Vienna have actually build an in-vitro version of A HUMAN BRAIN on a petri dish out of stem cells, which they call CEREBRAL ORGANOIDS. Here's how:



And, as a brain that prizes itself ot being a brain, it has differentiated areas such as an inmature retina, a dorsal cortex and a ventral forebrain.


(the white arrow points to the ventricules and the black arrow points at the pigmented inmature retina)


(differentiated areas, compared to control) 


(there are even meninges!!!)
All images taken from Nature



Here's the original paper (i haven't read it, haven't got 30 euros to spare)
http://www.nature.com/nature/journal/vaop/ncurrent/full/nature12517.html

If you don't have 30 euros either, here's a note CNET made out of it.
http://news.cnet.com/8301-11386_3-57600553-76/scientists-raise-mini-human-brain-in-a-petri-dish/

And another note, this time from Popular Science, with extracts of the press conference lead investigator Juergen Knoblick gave
http://www.popsci.com/science/article/2013-08/whoa-scientists-grow-brain-dish?src=SOC&dom=tw

Click away.

sábado, 24 de agosto de 2013

El adiós de un precipicio (Fue un 17 de agosto)

Para mí, amar es tan milagroso como volar.

A Pon Pon fue el primero que se lo dije, que el amor era como tirarse de un precipicio sin paracaídas, cogiéndonos de las manos y rogando que nos crecieran alas. En su caso y muy predeciblemente el resultado fue que tuve que recoger los pedazos de mi corazón virtualmente destrozado y crear cual Dédalo alas para un Ícaro sucedáneo con quien aprender a volar. Las alas eran de cera y yo lo sabía, pero cuando Ícaro cayó igual lloré. De eso hace varios años, y se suponía que debía haber aprendido mi lección, pero no, lo volví a hacer. Esta vez no era Pon Pon sino Leo, el arcángel mecherísimo que me había regresado al rebaño católico.

Sim embargo el hecho que me haya confirmado en nuestra Santa, Católica y Apostólica iglesia Romana no significa que la encuentre un dechado de virtudes ni niegue su pasado. Esta iglesia mía de la que soy parte tiene tanto de terrible en sus mensajeros como esperanzador es su mensaje. Leo me enseñó eso con el ejemplo.

Cuando Leo me conoció yo llevaba en la piel cicatrices en forma de dedos. Las había hecho un pagano en Viernes Santo, y yo las llevaba con mucho orgullo. El domingo que me conoció Leo supo que yo no creía en Dios, y se sintió decepcionado. Se puso como objetivo enseñarme esa presencia tan hermosa que siempre lo acompañaba.

No fue una conversión fácil. Mi fe se quebró en dos el día que me dijo que esta piel mía, que había sido acariciada y deseada, era motivo de vergüenza. Razón suficiente para que quisiese primero matarme por no poder imaginarse un futuro sin mí, y luego abandonarme por no poder imaginarse un futuro conmigo. Cosas de católicos limeños.

Como respuesta le dije que lo amaba. La primera vez que dije "te amo" fue un martes de madrugada, en un taxi en la vía expresa, abrazada y abrazando. Sabía que iba a sufrir la desesperación del final triste, del destino de tragedia, del "no puedo". Pero tenía la esperanza de que cuando saltase al abismo sin alas y me dejara caer, aprendería a volar.

Lo que aprendí fue el destino de San Esteban, apedreado. Apretando los dientes en altivo pudor, sin dignarme a maldecir a mi agresor ni negar el nombre de mi Dios. Había dicho que me iba a confirmar, y Leo había dicho que iba a ser mi padrino. Y eso era exactamente lo que iba a pasar.

El 17 de Agosto fue el capítulo final de la crónica de una muerte que se anunció el 28 de Julio del año pasado. Inesperadamente, Pon Pon hizo su aparición en vivo y en directo, como un guiño divino o una promesa de consuelo. Después de las pocas horas que pasamos juntos el adiós fue el de personas que no se van a extrañar ni van a sufrir (o gozar) por no volver a verse. Leo se fue a seguir aullando en la estepa con su Armande de turno, Pon Pon volvió a ponerse su mochila en la espalda a recorrer el mundo y yo volví a mi cuarto.

Pocas noches después echada en mi cama me di cuenta de que el amor, como la fe, no requiere de esperanzas y golpes de suerte; requiere de intención y de trabajo. Eso de tirarte al precipicio cogidos de las manos rogando para que te crezcan alas… Pon Pon y Leo son suficiente evidencia de lo desastroso del método. Si quiero volar, voy a tener que hacerlo con mis propias alas; y si he de volar con alguien, él va a tener sus propias alas también. 

viernes, 23 de agosto de 2013

viernes, 16 de agosto de 2013

EVA, liberada

Volví a ver Evangelion después de muchos años. Es interesante volver a visitar hitos de mi historia, cosas que me marcaron tanto, ver a posteriori cómo mi vida fue influenciada por ellos.

Viéndolo recordé cómo el Ángel de la guardia dulce compañía había sido reemplazado por Adam, Lilith y los intentos de Nerv de prevenir el Tercer Impacto. Cómo la irritante Asuka era una hebra importante de la mecha que inició mi posterior epopeya Alemana, y cómo su ridículo comportamiento en su momento me parecía, si bien no razonable, por lo menos justificado.

La imagen Shinji Ikari en su EVA-1 se había repetido a lo largo de mi vida, con la sutileza de un sueño que intuía pero que no podía realmente recordar. Los gritos guturales de la bestia que había sido contenida por el miedo humano recuperando su verdadero poder me recordaban íntimamente a mis llantos hechos gritos, mi miedo a herir resonaba con la cobardía de un piloto que sufría con cada victoria como si sintiese el dolor de su enemigo.


Ritsuko Akagi y su solitaria vida científica se convirtió en una de mis pesadillas más temidas. Misato Katsuragi y sus desayunos de cerveza me parecían la epítome de la libertad adulta, y en su relación con Kaji encontraba la honestidad de un complicado amor. Todos tenían problemas, pasados, miserias, pasiones. Eran humanos.

Evangelion me enseñó mucho de lo que los adultos de mi entorno no querían decirme. Volver a verlo me recordó la fuerza de la que algo aparentemente débil era capaz. Me recordó que yo ya había estado parada más de una vez gritándole al cielo mi dolor, me hizo recordar el poder que existe en la vulnerabilidad; el poder que existen en ser realmente, honestamente, quien soy.


miércoles, 7 de agosto de 2013

Ohne dich(Facebook), kann ich nicht sein (?)



Sí.

Se puede vivir sin Facebook.

No.

No he cerrado mi cuenta completamente y definitivamente sí voy a regresar, pero después de una serie de eventos desesperados con consecuencias potencialmente catastróficas tomé la decisión de cerrar temporalmente mi Facebook. Resulta que el tener información a la punta de los dedos realmente no es tan sano. Y ese antiguo dicho de que "ojos que no ven, Facebook que te lo cuenta" tiene como consecuencia un corazón hipersensible incapaz de cerrar los ojos o hacer oídos sordos.

Siguiendo con el espíritu refranero, es cierto que "no hay peor ciego que el que no quiere ver", pero cuando lo que está en vitrina es básicamente la versión extended/ uncensored/ director's cut de lo que causó mi histérico llanto sólo con el trailer, ser ciego se convierte en algo entendible, y hasta razonable.

Facebook, con mi anuencia, se había convertido en el testigo crucial de mi vida, preparado para defender mi versión de los hechos a punta de likes. Y el problema, el gran problema, es que las cosas más importantes de mi vida no tienen evidencias binarias. O si las tienen, no son del tipo que quisiera que mis 217 contactos vean. Además, aparte de ser una herramienta casi perfecta para la procrastinación estaba empezando a desarrollar una antipática ansiedad por informarme de la vida privada de personas que no veo ni me importan (y hablo del verdadero sentido de la frase, no su acepción despechada).

Mi vida es eso, mía. Los que quieran acercársele tendrán que sufrirme en vida real. Son pocos, pero son. Abren sonrisas brillantes en un rostro que no tiene mucho de fiero, y a veces (no muchas) también me hacen llorar. Pero se quedan en mí, y yo me quedo en ellos, y aunque no haya fotos o hayamos pasado por el penoso "unfriend" somos más el uno del otro de lo que es necesario admitir.

El título es por una canción de Rammstein (evidentemente), y yo haciendo un paralelo (que viene mucho al caso) entre la pregunta del podré vivir sin ti?/ FB?
Y como dije antes, repito: sí.