jueves, 25 de diciembre de 2014

Hard work

Bueno, una vez lo dije. Work hard, play hard.

Esta vez, parece que lo tengo que repetir.

Work hard. Really hard. Por lo menos los primeros 10 días de enero.

El 2015 se presenta interesante.

martes, 30 de septiembre de 2014

Soundtrack 2014 - III (Q3)

Estos Soundtracks son la banda sonora de lo que siento, río, lloro, y pienso, cosa que sucede mayoritariamente en español (keine sorge meine deutschen, später werde ich alles übersetzen). Cuando están bien hechos, volver a escucharlos después de un tiempo me hace recordar con sorprendente precisión lo que pensé, lloré, reí y sentí en esos momentos.

Que estén 'bien hechos' implica que (dentro de lo posible) las canciones que lo forman hayan sido nuevas, vírgenes de recuerdos. En mí escuchar nueva música significa mirar hacia adelante, y hacerlo siempre me ha dado un poco de miedo.

La mayor parte de la música que había escuchado los últimos dos años y medio no había sido nueva. Mis Soundtracks recientes (o la falta de ellos) no sólo eran una muestra de que no estaba escuchando nueva música: era una de las formas que tenía de decir que no quería dejar el pasado atrás.

Este es el primer Soundtrack en mucho tiempo en el que miro hacia adelante, y cada nueva canción estuvo ansiosa por anclarse a una nueva experiencia y convertirla en un recuerdo. Estos han sido tres meses preciosos, desafiantes, intensos. Los que vienen serán diferentes: mejores o peores, no sé; lo que sé es que no van a ser los mismos. Y eso está bien.

1) Aventine - Agnes Obel
Tenían que ser los cellos. Después de tanto tiempo rebobinando y repitiendo canciones antiguas para recordar realidades pasadas ya tocaba escuchar algo nuevo.
Obviamente, tenían que ser los cellos los que me recibieran de vuelta.


2) Dead dog - Salvation Bill


3) Call up the Whales - Ginger and the Ghost


4) Pressure - Youngblood Hawke


5) Cucurucu - Nick Mulvey


6) Dark Corners - The Flight


7) No rest for the Wicked - Lykke Li


8) Afterlife - Arcade Fire
Se vio venir. Primero fue la música nueva, luego Orfeo y Eurídice: intuía que el fin se acercaba, aunque no podía decir si tranquilizaba o me aterraba. Fue difícil y me demoré mucho, pero eventualmente lo hice; el suyo es el mundo de los muertos, y el mío es el de los vivos. #Entreloépicoyelsusurro


9) Jeep's Blues - Duke Ellington
Sal Paradise had been On the Road with Dean Moriarty, and they had lived and loved, east and west, south and north. But no matter how great it had all been, the time for it was already over. Sal was wearing a suit, had tickets to a Duke Ellington concert.
I like to think they played this song.


10) Daisy Garden - The Provincial Archive


11) False start - We were Evergreen


12) Here it comes again - The Amazing Snakeheads


13) Quiver - Boxed Wine


14) Pure Dynamite - The Beth Edges


15) Dark Bits - The Mispers


16) Like a Million - Pomplamoose


17) Brill Bruisers - The New Pornographers


18) Moaning Lisa Smile - Wolf Alice


19) Battle cry - Imagine dragons


20) Bob Lennon John Dylan - The Phoenix Foundation


21) Breaking the angle against the tide - Craft Spells


22) Breathing - Faded Paper Figures


23) Over the Love - Florence + The Machine
"Jay. You can't repeat the past."
"You can't repeat the past?"
"No."
"But of course you can. Of course you can."
Jay Gatsby, in his ever hopeful greatness, thought he could get Daisy back and erase the past they had spent apart to start a new life together. But he couldn't, and not because he wasn't good enough. Not even because she didn't deserve him (and she didn't, she really didn't). It was just because no matter how much you want to, no matter how hard you try, you just can't repeat the past.


24) Colorblind - Strangejuice


25) Gimme Shelter - The Rolling Stones
Rape, murder! It's just a shot away.
I tell you love, sister, it's just a kiss away.


26) The Forgotten People - Thievery corporation


27) Glasgow - David Guetta
Había estado caminando por el malecón, buscándolo como El Principito había buscado un pozo en el medio del desierto. Conversamos sobre la importancia y el precio de ser fiel a uno mismo, de lo mucho que admiramos a nuestros papás y de qué difícil es construir algo cuando no se tiene hambre ni frío. Qué bestia...


28) Somebody that I used to know - Gotye, Covered by Pentatonix
Ícaro y yo conversando de madrugada sobre los coordinadores de su internado, él peleándose con su impresora y yo pensando en un videíto que me había mostrado en su nuevo celular, "Dumb ways to die".


29) Sometimes - James
Sus formas son demasiado crípticas para el gusto de los ególatras; en su épico interior lucha contra las voces no auténticas que algunos llaman maduras. Y es que después de vivir rapsodias y raptar a Circa se dio cuenta de que lo más difícil es perdonarse a sí mismo.
Hace poco ha encontrado un espejo en el que no ve su reflejo; ha escuchado cantar en un idioma que se pensaba que nadie entendía. La suya es La Máquina de las Cosas Bonitas y entrecierra los ojos para poder pintarla de verdad.


30) Guerrilla Radio - Rage against the Machine
Angamos, 11 y algo de la noche, chela y pucho en mano. Nineties. El día de Saint Patrick es el 17 de Marzo. Hay hombres histriónicos. Eso de que el McDonalds está abierto las 24 horas no funciona a las 6 de la mañana y San Antonio no abre hasta las 7.
"You had me at hello." 

miércoles, 24 de septiembre de 2014

De cuánto más femenina me hace mi toallita higiénica (Sexo: Femenino, parte II)

Me fui a comprar toallitas higiénicas. Cuando regresé a mi casa me puse a leer lo que estaba escrito en el paquetito. Justo arriba del "abra aquí" decía así:

"Eres una de esas mujeres que cada día se desafían a sí mismas. 
Valoras tu feminidad, 
te gusta cuidarte, reinventarte 
y verte diferente todos los días"

Felizmente estaba sentada en la tapa del wáter, porque de haber estado parada me hubiese caído. ¿Estás intentando hacer marketing tipo estilo de vida en el envoltorio de mis toallitas higiénicas? ¿Estás utilizando la obviamente FEMENINA situación en la que me encuentro para (re)convencerme de que soy una mujer?
Asu.

Mi papá me escuchó y dijo, como me ha dicho muchas otras veces, "tienes que tener más paciencia, hija". Sí. Sí, tiene razón.

Tengo que tener más paciencia, porque esto no está ni cerca de terminar. Esta pulsión incontestable por recalcar la feminidad de las mujeres no es ni una cosa nueva ni un nuevo tema en mi vida o mi blog. Es una verdad por todos conocida que el concepto de feminidad está en mí tan bien fijado que lo considero automáticamente mi propiedad una vez que entra a mi vecindario.

Soy mujer. Menstrúo. Al no querer ir por el mundo como la víctima reciente de un ataque en el bajo abdomen tengo que utilizar toallitas u otros medios. El que mi toallita higiénica tenga dibujitos no me hace más mujer de lo que ya soy por el hecho de tener útero y menstruar. Ahora, la evidente pregunta es... ¿por qué querría ser reafirmar el hecho de mujer?

¿Es acaso una competencia? ¿Quién es más mujer, quién es más femenina? O.K., digamos que es una competencia, ¿por qué estamos compitiendo? ¿Por poder?

Después de todo, "salvo el poder, todo es ilusión", ¿no?

¿Para qué [inserte su lisura preferida aquí] querría ser más femenina, si no es por poder?

No sobran conceptos de feminidad, así que la amiga Simone de Beauvoir va a tener que entrar a la conversación. El concepto de mujer, según esta específica y prolífica mujer, no es independiente: depende del concepto de hombre. Somos "el otro". El Segundo Sexo. Es casi como decir que el concepto de silla es dependiente del hecho de no ser mesa. Lo más triste es que, concerniente a lo que dice mi toallita higiénica, es verdad.

La hiperfeminización nace del deseo de confirmar algo que no sé por qué habría de ser puesto en duda. ¿Por qué he  de probar que soy mujer? Entiendo que desde el punto de vista evolutivo características secundarias femeninas más pronunciadas habrían de significar mayor éxito reproductivo, pero, ¿en qué momento estas características empezaron a trascender lo biológico?

Buscamos igualdad. ¿Qué clase de igualdad encontramos si la propaganda (aparentemente) más efectiva para vendernos algo que el producto sea "femenino"? El marketing no lo ha creado; simplemente ha recogido algo que ya existía. Aparentemente las mujeres deseamos feminidad, rosada y delicada feminidad ad nauseum... ¿estamos en el nido de nuevo, las niñas son diferentes de los niños? ¿La que se pone más rosado gana la competencia?

¿Cuál es esta necesidad de hiperfeminizarnos?

¿Cuál es esta necesidad de sobresexualizarnos?

¿Cuánto hemos avanzado, y cuándo (sí, cuándo) retrocedido?

¿Por qué compré las toallitas en cuestión?

Ah, bueno, estaban de oferta, dos por uno. Ahorro es progreso.

miércoles, 17 de septiembre de 2014

Grito (desfasado)

Hace tiempo quise gritar que te amaba.

Quería gritárselo al viento del malecón que se mete por mi ventana, gritárselo al mar que baña una y otra vez las piedras y gritárselo a las nubes plomas de este cielo permanentemente gris.

Y pensaba que si tuviese que morir en ese momento lo único que quería decir, lo único que quería que quedase de mí sería ese mismo grito, diciendo que te amaba, que te seguía amando, que siempre te iba a amar. Lo iba a gritar con absolutamente todo el aire de mis pulmones hasta que se desgarrase mi garganta con la única esperanza de que, estuvieras donde estuvieses, lo escucharas. Tuyo iba a ser el último de mis alientos, y en mi alma no iba a caber ningún arrepentimiento.

Pero después me di cuenta de que no era a ti a quien quería gritarle que lo amaba, sino al fantasma que había vivido dos años en mi alma, al coloso, al Grande. No a ti.

Es más, a ti ni te conozco. 

martes, 16 de septiembre de 2014

El cumpleaños del Principito

Era el cumpleaños del Principito, y yo había estado aplazando el saludarlo por su día a pesar de haber estado pensando en él desde la mañana. No quería escribirle en Facebook; no quería que la muestra de mi cariño pudiese ser compartida y leída por cualquiera que quisiera hacer más de un click. Se sentía raro llamarlo, así que le escribí.

Me respondió diciéndome que quería verme, y al comienzo yo dudé. Es cierto, un lunes no es particularmente el mejor día para que caiga tu cumple, ¿pero qué hacía él (¡él!) solo? El Principito es miembro con plenos derechos de la Lima que aparece en revistas y da la hora, el hijo de un rey muy rico que construyó su reino con sus propias manos. Era obvio que me habría encantado verlo, pero no quería acapararlo; era su día, después de todo, y otros podrían tener prioridad.

Poco después (post asegurarme que no había problema), mis leggins marrones, mi chompa rosada y yo salimos a caminar por el malecón. Íbamos a seguir el mismo trayecto, yo hacia su casa y él hacia la mía, para eventualmente encontrarnos.

Caminé y caminé esperando encontrarlo, como buscando un pozo en el medio del desierto. El Principito tenía sus lentes puestos, cubriendo sus ojos color scrub. El mar de setiembre nos acompañaba, el sonido de sus olas chocando contra las piedras de la playa, alineándose en escaleras blancas que reventaban en la orilla.

Me habló de lo que había hecho en su día, que no había sido mucho. Me lo imaginé ordenando y descansando, activo en su soledad acomodada. Sin embargo sé que a pesar de su pretendida calma en el alma del Principito existen cientos o miles de conflictos, propios de una criatura compleja y multidimensional. En él conviven tanto excentricidades como realidades céntricas, alejándolo irremediablemente del estereotipo al que quieren reducirlo.

Conversamos sentados, tomando el par de cervezas que había traído en una loncherita. Hablamos sobre la importancia y el precio de ser fiel a uno mismo, de lo mucho que admiramos a nuestros papás y de qué difícil es construir algo cuando no se tiene hambre o frío. Nos abrazamos y bebimos del agua que había nacido de caminar buscándonos en el malecón. Le deseé felicidad, un deseo muy honesto pero muy abstracto y difícil de concretar entre las inconveniencias de la vida real. ¿Cómo ayudarlo, si ni siquiera sé hacerlo yo misma? Lo único que sé hacer es quererlo.

De repente quererlo sea el mejor regalo de cumpleaños que le puedo dar.

sábado, 6 de septiembre de 2014

Gently stronger

I’m attracted to a much gentler kind of masculinity.
And I know mine is a much stronger kind of femininity.
That doesn’t mean that they are “less of a man”,
or that I am “less of a woman”.
They are male, and I’m a female attracted to males who like females.
There is no androgyny here.

I intend to be precise, true to my own form,
I don’t aim to be highlighted or contrasted.
What I like, I like. 
What I love, I love.  

jueves, 21 de agosto de 2014

Habla claro

Basta del silencio oscuro.

Habla claro.

Dime qué está pasando aquí, dime qué estás sintiendo, dime qué puede y que no puede pasar. Probablemente si yo hubiera hablado claro mucho de lo que escribo en este blog no hubiera pasado y mi vida sería aún más aburrida, pero eso no significa que la respuesta sea el silencio.

Porque hasta ahora no sé.

No sé lo que no dijiste. Y hasta ahora me atormentan los fantasmas de lo que pudiste o no haber dicho.

Estoy harta.

Yo sé que no me escuchas. Pero no significa que yo voy a callar.

Ya no quiero más silencio. Ya salí de la oscuridad.

jueves, 31 de julio de 2014

Touched



I, I looked into your eyes and saw a world that does not exist.
I looked into your eyes and saw a world that i wish i was in.

I'll never find someone quite as touched as you;
I'll never love someone quite the way that i loved you.

#Entreloépicoyelsusurro

There's a Leli who's sure,
he who glitters is gold,
and she's buying a stairway to Hades. 


La postrera sombra que vino a cerrar mis ojos llegó un lunes por la tarde, en la forma de un mensaje de Facebook. Alexander, el mismo Alexander que me había felicitado por mi nota el sábado dos días antes, me había escrito para decirme que estaba muerto. Sorry.

No podía entenderlo. ¿Cómo podía estar muerto? Hacía menos de una semana había estado en mi casa, había cambiado una guardia el mismo miércoles para verlo, ¡me había pedido que le mandara mi horario, yo todavía tenía en mi piel las huellas de sus dedos! Muerto, y en mi boca el sabor metálico de su traición, en mi espalda roja y escandalosa la sangre del puñal que me había metido.

¿Qué tanto escándalo haces?, me decía a mí misma sentada en la tapa del wáter, echada como inválida en mi cama, ¿acaso no sabías lo que todo esto era? ¿Lo que eras? Nadie te obligó a nada. Anda, sal con Josema, deja que alguien te suelte el pelo y te haga olvidar. A los muertos se les olvida. El deber de los vivos es ponerles una moneda en cada ojo para que puedan pagarle a Caronte el viaje desde la orilla de este mundo hasta las puertas del infierno.

Un buen consejo el mío, olvidar. ¿No había olvidado ya a otros antes? Mas de esotra parte en la ribera no quise dejar la memoria en donde ardía. Decidí yo misma bajar la escalera que lleva al Hades, impertérrita, con lágrimas en los ojos y escritos en la mano. Quería arrodillarme ante los dioses esperando conmoverlos. Quería que me devolviesen a Alexander, como si no recordara que había sido él quien me había dejado. Prefería morir a olvidar que alguna vez él me había hecho sentir viva.

Mi corazón latía violentamente en medio del silencio hecho grito y llegó un momento en el que no pude más con el dolor. No era que lo había olvidado (seguía estando llena de cicatrices con la forma de sus dedos), sino que a pesar de todo tenía que seguir caminando y seguir viviendo. Cerré los ojos y acepté la invitación de un arcángel que se cruzó en mi camino para juntos entrar a la locura del teatro mágico. Pero por más intensas que fueran las ilusiones que vivía adentro no podía olvidar la realidad que me había dejado atrás. Seguía en el Hades, rodeada de muerte, pero el recuerdo de Alexander sólo podía hacerme desear la vida.

Le escribí por última vez, deseándole todo bien en esa nueva etapa de su vida y confesándole que mi más profundo deseo para él era que un día estuviese sentado en una sala de cine y que debajo de "director" saliese su nombre. Me quedé quietecita ahí esperando, sin moverme y con los ojos cerrados, sin querer despertar porque de repente todo era un sueño. No respondió. Yo había bajado hasta la sima del Hades a buscarlo y lo único que había encontrado era silencio, el mismo silencio oscuro que siempre había existido entre nosotros. Di media vuelta, aún sabiendo como sabía que si hubiese de morir en el intento y mi cuerpo arder en ese infierno el polvo en el que se habría de convertir mi médula seguiría enamorado de él.

¿Cómo sigo queriendo, me preguntaba a mí misma, cómo sigo queriendo a quien no me quiere ni ver? ¿Cómo sigo creyendo en que algún día va a volver, como si fuera un mesías? Una palabra suya ya no iba a bastar para sanarme y yo lo sabía, pero mi fe seguía tan incólume e irracional como un monolito negro.

Tenía hambre y sólo estaba viviendo de recuerdos. Se me iba olvidando el olor de su sudor y el sabor de su boca. Alexander me había dejado tranquilamente y era feliz sin mí; la epopeya que yo estaba viviendo era mía por completo. Había seguido llorando en el cuerpo de un muerto, y no importara cuántas lágrimas le derramase, no iba a volver a la vida. La realidad era intransigente.

Me fui cansando de escuchar música vieja. Me di cuenta que para salir del Hades tenía que dejar de mirar hacia atrás; ya ni siquiera podía recordar su cuerpo. No estaba sola en mi viaje; formidables fantasmas me miraban desde arriba, desde lejos.

Toda clase de arrepentimientos me asaltaron en mi camino. ¿Cómo me había permitido quedarme ahí tanto tiempo? ¿Cuántas oportunidades había dejado que pasaran, de cuánta felicidad me había perdido? ¡Cuánto tiempo que no iba a volver! Lo más difícil de salir del Hades no fue olvidar a Alexander sino perdonarme a mí misma el haber decidido sacrificar tanto por su regreso.

¿Cuánto había dado, cuánto, cuánto había desperdiciado esperándolo? Como un general estúpido había iniciado una guerra sin importarme la logística, emocionada por las medallas que iba a ganarme al valor. Oh, sí, el valor. Mucho valor había tenido al negarme a aceptar lo innegablemente cierto. Me enorgullecía de haber sentido algo tan puro y tan épico, pero no podía evitar la vergüenza al ver cuánto había perdido haciéndolo.

Entonces hice click para ver las fotos de Alexander en Facebook. Quería convencerme de que no todo había sido en vano. Quería volver a sentir esa turbación al ver sus fotos, mi corazón latiendo más rápido, quería excusarme a mí misma que había valido la pena hacer mi incursión al Hades buscando la vida que brillaba en sus ojos color mar. Pero sus ojos eran los de un cadáver: Alexander DeLarge se había convertido hacía tiempo en una figura de roca. Estaba tan muerto que bien podría ser de verdad y no hacer ninguna diferencia.

Grité en silencio algunas veces más, recordándolo no a él sino al fantasma que había vivido en mi alma tanto tiempo, pero ya no era lo mismo. La mística del coloso, el risco del malecón de Porta, todo había sido bonito, sí, pero hacía mucho, mucho tiempo.

Y llegó el día en que salí del Hades, y simplemente no quise voltear a ver si alguien me seguía atrás.

lunes, 14 de julio de 2014

Soundtrack 2014 - II (Q2)

Late, but here. The eventful Q2, and its predominantly classical soundtrack.

1) I don't wanna miss a thing - Aerosmith

La Papafrita and el Pericotito were at Chacla, eating an olive-oil-infused "organic" guacamole, watching some really mess-up TV shows. Dippas were involved. Then, as usual, they started singing, and along came this song. How do you even remember this? And that? And... all? Well... guess i was listening. I love you, you know? I always did.

Yes, i always knew.




2) O quante volte - Bellini, beautifully sung by Natalie Dessay

It's been a long time since we were irreverent girls, thinking we knew better. The Sturm und Drang that felt so incredibly true and honest has made way to thicker, maybe more corrosive sorrows. It's not black and white these days, and it actually never was. And yes, your heart might me breaking, but there are still things you need to do. The world does not end because you're hurt. That doesn't mean that you don't feel, that you're an iceberg. It just means you're a woman, not a child.




3) Do it again - Robyn

It is a truth by me acknowledged that a well-lived year is in need of a Robyn song. This year, it's this one. I know, it doesn't have the subtlest or most complex lyrics, but it does have a point. "We should not be friends. We'll just do it again. If you stay around, we'll just do it again." Well, besides the obvious implications, it also has a very clear statement there: we should not be friends.




4) Caro Nome - Verdi, masterly sung by Maria Callas

You know, this is what best friends are for. Singing Caro Nome while on the city traffic jam between Salaverry and Javier Prado, me crying a bit thinking of my undying love for an imaginary old man.




5) Like a Virgin waltz - Madonna 

Music is meant to be heard live, as weird as it may read from a headphones user. No, i wasn't there, and i know it doesn't feel the same, but i can imagine it. This woman is not young, and it has been a long time since she was a virgin, but she still remembers how it is to give oneself feeling so innocent and pure.





6) Himno Nacional del Perú - Don José de la Torre Ugarte

It had to be the eccentric view of an artist to make me see what deeply rooted is the bitterness my country holds against its once conquerors. But it took a quite centrist view of myself to realize i too have a deeply rooted bitterness inside. A wrong version of Nationalism? Quite improbable, but then again, perhaps. I think it's more about unhealed old wounds, and the scars they haven't yet left behind.


7) Throw me away - Korn, MTV Unplugged

Should i assume someone hears when i pray?
Love, full of hate, don't you know how i break?





8) Largo al Factotum - Rossini
Yes, i know, it's like the fourth classical song in here, but c'mon, classical music is ubiquitous, and Bugs Bunny massaging Elmer's head with all these tonics is unforgettable. I even have a whole post about it, and it's totally getting a second part.

 
 





9) Drunk in Love - Beyonce, Kanye West

Whoa! You will never need another lover! 'Cause you're a MILF and i'm mother*******! Thanks to Leandra Medine for the heads up on this song, a sexual aria about the coolness of marriage and monogamy. Yes, it can be done! This, for me, is a song of hope.



10) The Children - Game of Thrones Soundtrack

Game of Thrones elevates my quality of life. Enough said.

domingo, 29 de junio de 2014

Inesperado (fue un miércoles de noche)


Estaba molesta. Está bien, la había visto venir, probablemente yo misma lo había causado con un (des)afortunado mail, pero el asunto es que estaba molesta y era un miércoles de mañana.

Salí de la clínica tranquila, caminando lentamente hacia y desde el metropolitano. El helado de vainilla con mermelada de fresa que había hecho tan afanosamente la tarde anterior estaba derretido en la refrigeradora, pero sabía igual de bien. Me comí un par de porciones y le dediqué un rato a mi cuento de turno antes de ponerme a estudiar.

Eventualmente bajé a la cocina y cuando después de una hora subí a mi cuarto encontré mi pobre celular acribillado de mensajes, llamadas perdidas y bombardeos varios en absolutamente toda plataforma que un contacto tendría para comunicarse, llegando hasta un "ya no me quieres?" medio desesperado. También había un mensaje de texto. De Howard.

Howard? Howard! El querido, querido Howard, esa rara criatura que se llama a sí mismo artista y que otros insisten en llamar periodista, filósofo, marketero y hasta escritor. Un hombre que no tiene país propio, pero que podría llamar a tres su casa. Howard, preguntándome si estaba menos loca de lo que me recordaba. "Nope", le respondí en el medio de una sonrisa.

Devolví la llamada perdida y me encerré en mi cuarto a oscuras, escuchando música. ¿Cuánto había cambiado mi día en una única hora? Me imaginé a Howard llegando al aeropuerto, y a mí saltando hacia sus brazos de bienvenida. Me imaginé caminando con él de la mano, inconsciente del envidioso y retrasado resto.

Pero prendí mis luces pronto, y Kanye West dejó de cantar Gone en mis oídos. Hay mucha distancia entre nosotros, y la mayoría de ella no está compuesta de kilómetros. Mi amiga me devolvió la llamada, estacionada en la puerta, y regresé a la realidad. Y en esta realidad, ella había llegado con un baguette.

Stephany King y Jimmy Hendrix (su enamorado) no sólo habían traído pan, sino también jamón y queso. Pusimos café en la cafetera, Stephany se empeñó en hacer capuccino y Jimmy empezó a atacar los pedazos de baguette sin el menor rastro de piedad. Improvisé un pan al ajo y para la hora que mi mamá llegó de su guardia ya habíamos arrasado con lo que quedaba en la cocina.

Después de pedir un muy innecesario permiso, Stephany se echó en la panza de su chico y se tapó con una azul y cuadriculada mantita. No pasaron más de diez minutos para que se quedase dormida, mientras Jimmy y yo conversamos de celebraciones linguísticas en inglés roto y mi mini versión de Simone de Beauvoir y su Segundo Sexo. Stephany ya estaba bien dormida cuando coincidimos en que el gran respeto que se le debe tener a un adulto autónomo no está necesariamente exento de carajos y desahuevadas.

Pero finalmente la conversación llegó al hecho de que esa mañana y tarde había estado molesta, y en la razón detrás de ello. Jimmy estaba sentando cómodamente sirviendo de almohada a su enamorada y acariciando su cabeza dormida, y mi compañía era un cojín muy a la moda.

- Estoy segura de que hay muchos patas que quisieran estar ahí. -dijo él, señalando mis piernas cruzadas.
- No creo -dije, mirándolo. Recogí el cojín y le dije una vuelta en el aire. -Si alguien quisiera ya estaría aquí.
- Oye, estoy seguro que deben haber un huevo de patas que quisieran...
- La pura y dura evidencia dice que no. Stephany te tiene a ti. Yo tengo a mi cojín.

Jimmy me miró, tan seguro y concreto en su posición aventajada, con una expresión que rondaba por igual irritación y resignación. ¿Podría estar tan equivocado? ¿Podría no tener razón?

- A ver -le dije -vamos a hacer un experimento. Sugiéreme tres cosas, lo primero que se te ocurra, para que mi compañía deje de ser un cojín. No digo que vaya a seguirlas, pero sí te digo que voy a pensarlas bien y tomarlas en cuenta. Tres cosas.
- Tres cosas.
- Tres sugerencias.
- Bueno... primero que nada, deja de tener expectativas.

Acarició la cabeza de rulos rubios de su enamorada, una de las mujeres más excelentes que conozco. He de confesar que en ese mismo momento dejé de tomarlo en serio. ¿No tener expectativas? ¿Estar dispuesta a entregarme con brazos abiertos, a volver a tirarme de precipicios emocionales a la espera de que me crezcan alas? No, no, ya me he caído y me he roto lo suficiente. Expectativas tengo, y aunque la lesbiana soledad tenga sus muy horribles defectos, la prefiero a volver a forzarme una mentira más por la garganta.

- Deja de pensar que existe un pata con el que debes estar, y ábrete, deja de ser tan cobarde y sal, conoce gente, deja de tener miedo, deja de conformarte con alguien que sólo es un pasatiempo.
- Ya es tarde -le dije. -Despiértala.

Eran las once, y Stephany todavía estaba un poco grogui después de despertarse. Entre los dos buscaron la llave del carro, y mientras ella se fue al baño o al comedor a recoger una cosa, yo sonreí mirando a Jimmy hacer espacio para la laptop en la enorme cartera.

- ¿Qué cosa? -preguntó.
- Que qué bonito es tener enamorado.

Yo estaba sentada, todavía con las piernas cruzadas, y él bajó su cara muy cerca a la mía, como desafiándome.
- Entonces ten uno tú.

Se fueron y lavé todo con un inesperado cariño. Ya en la noche, deseándole dulces sueños por teléfono a Stephany, se me ocurrió deseárselos a Howard también. Sí, no había sido ni la mañana ni la tarde ni la noche que yo había esperado, pero había resultado mucho mejor. De repente hasta Jimmy tenía razón. Y ahí fue donde caí en la cuenta, lo que me escribí en mi escritorio y me ha estado mirando desde fines del año pasado, probándose una y otra vez como cierto.

En mi muy aleatoria vida, la esperanza es una buena idea. 

Bueno, eso espero.

martes, 10 de junio de 2014

Puccini (y muchos, muchos, muchos, ¿mencioné muchos? más)

Yo confieso ante ustedes hermanos que mi primer contacto con la música clásica fue de la mano de Bugs Bunny. Sí, Bugs Bunny. ¿El Barbero de Sevilla? ¿Me vas a decir que no te acuerdas? ¡Bugs Bunny como el barbero masajeando la cabeza de Elmer el Gruñón con una mano, dos manos, en cuatro patas, echándole una loción que hacía que le crecieran flores en la calva!
 
 


¿Cómo olvidar El Anillo del Nibelungo (NO. No es el anillo de los nibelungos, es Der Ring des Nibelungen, y se traduce a El Anillo del Nibelungo, del, no de los), Bugs montado en su megayegua y sus trenzas amarillas.

... y luego Elmer se da cuenta de su verdadera identidad



Guillermo Tell y el llanero... ¿le preguntamos a Susanita?


Edvard Grieg entró a mi vida cuando tenía cinco años y no me quería tomar la leche los sábados por la mañana, como el conde Pátula y su nana que le hacía tomar el desayuno.


Después de un inicio tan prometedor, Apocalyptica con Hall of the Mountain King era básicamente regresar a casa.


No era muy grande (bueno, nunca lo he sido, pero eso es otro tema) cuando aprendí que escuchar Carmina Burana y su O Fortuna eran malas noticias en la película/serie/dibujito que estaba viendo.


Y luego vino el amor, o como le dicen en algunos círculos, Puccini. Barbra Streisand lo dice mejor, así que le paso la posta (por si acaso, es de The Mirror has Two Faces)


¿A qué, nunca lo he escuchado? Claaaaaro que lo has escuchado. Para muestra un botón (porsiaca, es Nessun Dorma, en la voz del maravilloso Pavarotti)


He confesar también ante ustedes hermanos que durante la cuasi totalidad de la creación de este post he estado mensajeándome en forma entusiasta e inconfesable con uno conocido por el servicio (para mayores señas, tiene alas de cera). No, no escucho a Puccini cuando lo beso. Ah, por si acaso, si estás leyendo, aquí te mando una:

pop.

miércoles, 4 de junio de 2014

(Lo que aprendí de) Tinder

Mientras mi idea del gato de Schrödinger va madurando hasta convertirse en la continuación ideológica de mi adorado La relatividad del amor, creo que ya he acumulado suficiente data y ganas para escribir sobre un tema muy actual y que me entretiene mucho (dumroll, please): Tinder.
Para los no-iniciados, Tinder es esto; para los que no les da para tanto, probablemente cuando termine de escribir esto más o menos entenderán cómo va el asunto. Tienes un perfil o algo parecido a uno, y tu chamba consiste en deslizar el dedito a través de la pantalla juzgando a primera vista si te gusta el pata (o chica, dependiendo) de la foto, o no. Izquierda = NEXT, derecha = ME GUSTA. Así de simple.

Sí, sí, es superficial, ¿cómo vas a juzgar a un pata sólo viendo su foto?, esto es una continuación de cinco milenios de opresión machista que objetiviza a las mujeres (yo sé, la palabra no está en el RAE pero tampoco es que no la entiendas ni que la haya inventado yo), ¿en serio crees que vas a encontrar el amor con una app?, [inserte su objeción en el espacio en blanco]. Ya. O.K. ¿Puedo terminar de hablar?

1) Sí, es superficial. ¿Y qué? ¡Fue lo primero que dije! No tengo absolutamente ningún problema con deslizar mi dedito para un lado o para otro en la privacidad de mi celu, de la misma forma que deslizo mis ojitos para un lado o para otro en la privacidad de mi cabeza. No es que estoy privando al susodicho de algún bien básico o superior, tá bien que tenga autoestima y me quiera pero tampoco soy Kanye West como para pensar que lo estoy condenando a una vida de miseria sin mí. Es superficial, sí, y no me molesta en lo más mínimo.

2) ¿Cómo vas a juzgar a un pata sólo viendo su foto? Al primero que me saque el dicho de no juzgar a un libro por su portada voy a meterle un lapo con la versión de tapa dura de Crimen y Castigo tan fuerte que Raskolnikov mismo va a decir "pobrecito, no le pegues". Déjame decirlo muy, muy lentamente: NO. ES. LO. MISMO. No es lo mismo. El libro no decide cuál va a ser su portada. O sea... de repente un pata puede ser más feo que el [inserte su lisura favorita en el espacio en blanco] pero igual puede elegir una foto interesante de perfil. Lo que me lleva al siguiente punto

3) ¿En serio crees que vas a encontrar el amor con una app? No, obviamente! Pero ya pasé hace muuuucho tiempo esa época en la que creía que toda acción mía tenía que ser necesariamente un paso hacia el verdadero amor. Lo cual tampoco significa que un paso que se sienta como una metida de pata hasta el muslo no pueda ser el primer paso hacia la felicidad más grande de mi vida  (à la Fiona y Shrek). El punto es ese: no sé. No sé, nunca he sabido, y no pretendo saber. Es una app y ME GUSTA mover mi dedito. 


Ahora bien, ME GUSTA mover mi dedito. Pero lo que me parece interesante no sólo es mover dicho dedito, sino lo que motiva el que se deslice a izquierda (nope) o derecha (oh sí!). He identificado algunas cosas que me importan, aunque bajo ningún concepto esta es una lista exhaustiva, pero hela aquí:
Lo justo es que después de toda esta disertación someta mi propia foto de perfil a implacable escrutinio. Y es precisamente aquí cuando entra el punto de genialidad de esta app: la única forma que se enteren de que tú le diste para la derecha y le pusiste el corazoncito verde a la foto es...

... oh sí, es...

... qué él te haya dado para la derecha también. 

Swipe away, my children, y no se preocupen. Yo no me enteraré. 

PD 7/6/2014: Borré mi tinder :D

miércoles, 21 de mayo de 2014

Burbujas (Fue un 4 de Abril)

En realidad empezó el 5 de Enero. Le dije que viniera, y para él todo el asunto se sentía como una aventura. Hacía años, años que no hablábamos, y aún más que no nos besábamos. Cuando se lo conté a Stephany (King), le dije que había sido como regresar a casa. Ícaro y yo habíamos volado la noche anterior.

Leo estaba jodiendo la pita, como se había hecho su costumbre. En mi cumpleaños la cosa había explotado, y de alguna manera tener a Ícaro los miércoles de contrabando me daba las fuerzas para decir que no. Pero eventualmente el asunto se fue al carajo, ya no tan metódica y sistemáticamente, y dejamos de vernos tan súbitamente como habíamos empezado a hacerlo.

Pop.

Una de mis cosas favoritas cuando era niña eran las burbujas. Las perseguía con la cara en alto, buscando que una reventase en la punta de mi nariz. Una tarde de invierno saliendo del colegio vi burbujas transparentes en la calle, etéreas e ingrávidas sobre el fondo gris. La promesa de un futuro feliz, esperanzadora, recordándome que llegaría un día en el volvería a sonreír.

Pop.

Pasaron exactamente dos meses, y de la nada el 4 de Abril me habló por Facebook. Bueno, de la nada no, yo le había mandado un SMS con un "en qué andas?" una semana antes. Una hora después estaba en mi sala.

Fue cariño lo que sentí, ternura en sus besos, en su desparramarse por el sillón, abrazándome mientras veíamos Sin City, en sus dedos entrecruzados con los míos. Me costaba recordar la última vez que me había sentido tan vulnerable, tan abierta. No quería conquistarlo, no quería probarle nada a nadie, simplemente quería que esté ahí a mi lado, y ahí estaba.

Quise estar con él. Esperé un mes y algo, y una noche que Carmen estaba en mi casa decidí llamarlo. Estaba casi segura que me iba a decir que no, pero igual quería escucharlo. Quería decírselo, quería que lo escuchara, y haciéndolo no sentía que perdía nada.

Pop.

Dice Carmen que igual fui un poco bestia. Que aunque mi voz fuese suave y mi tono dulce, se sentía la agresión detrás de mis palabras. Le dije lo que había sentido, lo que había querido, pero le dije que si él no quería no importaba, porque ya somos adultos y el asunto tampoco era tan serio.

"O sea, quieres que volvamos a ser una pareja." me dijo él, después de todo mi discursillo.  
"Sí. Básicamente sí. Pero... ¿tú quieres decir algo?"
"En realidad no. Lo siento."

Lo siento. La traducción de Sorry.  

Pop.

Nos despedimos en una forma muy agradable, deseándonos mutuamente bienestar y suerte. A Carmen le dio pena, y obviamente a mí también, pero tampoco era una tragedia griega. Sí, yo tenía sentimientos, pero no necesariamente nacidos de la admiración o el enamoramiento. Estaba consciente de que eran superficiales y mayoritariamente hijos de la lesbiana soledad.

Obviamente esto tiene tintes de la zorra que no pudo alcanzar las uvas. Fui rechazada, y esto sabe a derrota. Pero bueno, así son las burbujas. Eventualmente hacen

pop.

jueves, 8 de mayo de 2014

Suena el jazz en el Malecón. Cuadra arriba y cuadra abajo, con un sonido de nostalgia en la boca. Hace frío y huele a mar.

Hace poco he vuelto a soñar con el Bosque. Parecen los delirios un alma solitaria. Ya casi he olvidado cómo huele.

Casi.

Es un eco, la silueta de un fantasma en el que sigo creyendo a pesar de la abrumadora evidencia que lo refuta. Es lo que impide que me entregue, que me rinda, que me deje caer. El recuerdo que no quiero olvidar.


lunes, 7 de abril de 2014

Soundtrack 2014 - I (Q1)

It's been a good ride. I mean... no great heights, no great lows, a peaceful, somewhat eventful first quarter. There have been good things, really good things. But i don't know why... well, actually, i do know why, it feels a bit subdued. I was just talking to Pon a while ago about the background noise, and hell, even the Universe has its own background noise. It actually allows us to calculate what (the hell) happened to it a zillion years ago. So, here is my 2014 - Q1 background noise.

(I wanna write something along the lines of "enjoy" but it feels a bit off.)

1) Flutes - Hot Chip

My birthday. Best birthday of my life hands down, no-nonsense, simply and utterly awesome. My people, old friends, new friends, good friends. Pisco, ginger ale and a sociopath kión. Choclito con queso, falling in and out of love with Medicine and a perfect birthday kiss. Life's good when i make it so. Welcome back to the #feelgoodinc.




2) The Call - Backstreet Boys

Old! Yes, B, B. So many groups start with the letter B. You know there's a button for it to be random, right? How come it always comes back to B? Dunno. I like it though. I even sing along, no shame involved.




3) Crosstown Traffic - Jimi Hendrix

You know when you like someone, and the way they make you feel? It doesn't just happen as an egocentric phenomenon. I like someone, and the way it makes my friend feel; i like the way she's so happy and so in love; i love the way serendipity works. Yeah, sometimes i get a little envious of it not working for me, and a very big culprit is Facebook pics, but hey. She loves him, and he loves her. And i damn like it that way.




4) Winter Winds - Mumford & Sons

And my head told my heart, let love grow. But my heart told my head, this time no. You know, we all know people come, and people go. But i'm pretty sure Uriel, looking down upon all of us, realizes much more than we do that our paths are the least alike to a straight line. We meet, we get lost, we fall into despair only to find each other a while afterwards. It's not easy, and by God it is not quick. But it happens. Or not.




5) Llorarás - Óscar de León

I don't need a reason, and i will give none.




6) Can't find my way home - Blind Faith

She left. It was for a good thing and we were both in the same journey, but she left and that left a void. No more clever coffees while reading path/ trying to figure out what formula had been written in RED. I mean, she's my friend, and i miss her. That's all there is to say.




7) Rival Healer - Burial

New Music, yes, please. It had been a long time since i had just put on a playlist and walked my way along el Malecón. It had been way too long since i just pressed "repeat" and kept on walking.




8)  Nevereverdid - Architecture in Helsinki

9) Feeling Good - Nina Simone

"Sal, God has arrived", said Dean Moriarty. It was 1949 and the place didn't matter, nor the time, or the drinks. What mattered was the way they blew, and the blew well. They felt it, they chased it, got it, lost it, and they had the nerve to chase it again. It was jazz, it was good, it was all that was needed. It was God. And, for me that week, She was in Punta Sal.




10) Let it go - Idina Mendel

I do have a sister. But it's not the same, you know? Twenty-two years is a long time to know someone, and ten is hell of a long time to wait. It's the whole story, the whole truth, the whole... whole. Carmen never gave up on me, and deep down i know i never gave up on her. We just had to let it go. Live it out. Eventually each one found the path that led us back home.




11) Use Somebody - Kings of Leon

You know that i could use somebody. Someone like you, with all you know and how you speak.



12) Paris, Texas - Ry Cooder

It was a Thursday, at night. We were lying on the grass watching the movie play against the white ecran, beneath the stars. It was slow, it was poetic, and it didn't need to be much else than that.



13) Young men dead - The Black Angels

True detective. HBO improves my quality of life. It's so raw, so real, filled with sweat and blood and tears, dressed with life and death. Human.




14) Quand tu m'aimes - Charles Aznavour

Let's indulge in some movie-watching, shall we? I mean... i still do like movies. Yes, i know that there's still a big chunk of music that's on my (metaphorical) iPod that was downloaded because i wanted to impress someone and i ended up liking it, but there is an even bigger chunk that i downloaded because i liked it and i didn't need to impress anyone. There's a whole, whole lot of me that's not because i met anybody else but me. And i like this song, and i like Charade. You know what else? I downloaded Shoot the Piano Player, and i'm gonna watch it. Today.

viernes, 4 de abril de 2014

Cicatrices

La primera vez que me enamoré tenía 14 años, y Tribilín 13. Nunca llegamos a besarnos, y cuando se dio cuenta de mis intenciones dejó de hablarme. Yo hice el ridículo y me metí en problemas. Pero bueno, tenía 14 años y estaba enamorada.

Era su pelo negro como el mío, su piel blanca como la leche. Sus ojos grandes, marrones, enmarcados por pestañas largas y oscuras, sus cejas fuertes, sus labios rosa. Pero lo más hermoso era, siempre había sido su cicatriz. Una cicatriz grande al lado derecho de la boca, el recuerdo que le había dejado la mordida de un perro a los dos años.

Yo ya había perdido mi sonrisa, y todavía no la había recuperado cuando Tribilín empezó a gustarme. Al comienzo no le había hecho mucho caso (era menor que yo, después de todo), y si bien habíamos tenido una época muy bacán un par de años antes cuando me enseñó a jugar basket, después de mi accidente el correr dribleando una pelota no estaba en mi lista de prioridades, ni siquiera de posibilidades.

Realmente no sé cuándo, ni cómo empezó. Pero recuerdo horas pensando en su cara y cómo movía sus hombros a la hora de jugar; el rebote lento de la pelota, el sudor encima de su labio superior. Recuerdo cómo cuando me pasaba algo bacán lo primero que hacía era pensar que sería aún mejor si estuviera conmigo. Cómo sentía, literalmente sentía en mi corazón.


Lo que yo vivía en esa época era en muchos sentidos una guerra, y no quería terminarla sin mi medalla al valor. Pero es difícil tener una medalla permanentemente puesta. Sí, puedo estar muy orgullosa de mi desempeño, pero la verdad en ese momento hubiera preferido mil veces no estar en el campo de batalla. ¡Carajo, era difícil! ¡Todos los días! Cada bocado que comía, cada vez que sonreía, cada par de ojos que bajaban para no verme la cara, dolía. Dolía, en serio dolía, ¿pero qué podía hacer yo? En serio. Echarme a llorar por mi suerte no era una opción, simplemente no lo era. Tenía que seguir luchando.

Eventualmente llegó el día en que recuperé mi sonrisa. Llegó también el día en que Tribilín vino a mi casa, y una semana después empezó mi larguísima epopeya alemana de 7 años y un poquito más. Viví, sufrí, bailé, viajé, canté, caminé, y hasta un par de veces me enamoré. Sin embargo pasaron años, muchos, muchos años para que volviese a sentirme como me había sentido con Tribilín; para que volviese a sentir esa inyección de adrenalina, esa inconfundible evidencia. Terror híbrido con alegría derramándose en mi pecho. 

Pero esa es otra historia.

jueves, 20 de marzo de 2014

On the Road (Punta Sal)


So, Jack Kerouac and Neal Cassady got on the road back to the East they had come from once upon a time. About seventy years after i read the book; and it just so happened i was feeling the beat.

Sometimes the beat takes me far, far away. And i want to quit everything back here and start a life where i don't have to worry about any kind of past. It feels like if i try hard enough, i will forget; i'll start again, anew, alone, away. There will be no regrets because there were no choices; a clean, virginal slate.

But then again the it calls me back again; and in a song i remember what i know won't come back but i can't help but missing. So i close my eyes, and shut the door. I sing along to the music, and within my song there hides a scream. Within my screams there hides a cry. But i sing to keep it shut.

Hello. How are you?

lunes, 10 de marzo de 2014

miércoles, 19 de febrero de 2014

La memoria de mis músculos (Fue un 14 de Setiembre)

Había sido el cumpleaños de mi hermanita. Me había colegiado unos días antes y en la ceremonia una chica me había hecho una pregunta sobre si para trabajar en el seguro social era necesario haber hecho SERUMS. La única persona que conocía de mi edad trabajando en el seguro era Óscar, y daba la casualidad de que seguía teniendo su número. Lo llamé pero no contestó. No le di importancia.

Era sábado de noche cuando me envió un SMS y y yo todavía estaba con el polo con el que había estado en la matiné. Le dije que viniera, vino, y luego fuimos a Wong a comprar vino. Conversamos como si sólo hubieran pasado dos días desde la última vez que nos vimos, en vez de dos años. Se sentía como si el tiempo se hubiese detenido en ese Noviembre pasado y alguien hubiera presionado “play” de nuevo.

Era yo. Era él. No había cambiado mucho, y yo tampoco. ¿Yo tampoco? No, sigues igualita. ¿Igualita a qué?

¿Igualita a quién?

Volvía a mí. Volvía a hablar como yo, y a opinar como yo, a tomar como yo, a dudar como yo. Volvía a ser no sólo vulnerable sino poderosa. Libre. La sangre volvía a mis músculos entumecidos y les recordaba cómo habían sentido antes, cómo se habían movido. Mi voz regresaba a mi garganta, sin miedo ni excusas.

Al día siguiente miraba mis manos como si fuera la primera vez que las hubiese visto en años. Movía cada uno de mis dedos, y sentía la fuerza de mi espalda enderezar mis vértebras. Mi piel sentía la brisa, mi lengua los sabores. Esa noche había regresado a mí misma; había regresado a la vida.

¿A dónde me había ido? ¿Quién había sido la que había estado ocupando mi cuerpo esos meses? ¿Acaso importaba? Óscar venía, salíamos juntos. La vida continuaba justo donde la había dejado, y no le importaba lo que había pasado en medio.

Me compré ropa nueva, usé un nuevo esmalte, conversé sobre mi presente en una sala con restos de pizza y un chilcano en la mano. Óscar tenía una charla y le iba a dar el encuentro en un barcito muy cerca. Llegó y nos besamos con sabor a vino de especias. Esa misma noche nos peleamos.

Hacía tiempo que no me peleaba así. Hacía demasiado tiempo que no había liberado mi agresividad sin miedo, sintiendo la justicia de mi reclamo, indiferente a sus consecuencias. Se fue sin decir palabra, y yo mantuve mi indignación bien puesta. Creo que fueron dos o tres semanas hasta que volvió a hablarme, y yo lo recibí con mi casaca de cuero y el beso que me había pedido por SMS. Era inesperadamente delicioso, pero faltaba algo.

¿Faltaba alguien?

Mi jefe me contó que Leo estaba con novia. Por qué mi jefe, de todas las personas que podían contármelo, fue el que me lo dijo se convirtió en una pregunta cruel y retórica sobre lo aguda que era mi soledad. Grité un rato, en el teléfono y en mi almohada, pero luego me pregunté, ¿por qué la angustia? Total… ¿cuánto tiempo había pasado ya? Óscar estaba en funciones y si él fallaba había por lo menos dos en espera. No era Leo, era que estaba con alguien, era que todos estaban con alguien y yo no era el alguien de nadie.

Terminé la relación con Óscar siguiendo un consejo que todavía considero bueno, y como la vez anterior no quedó resentimiento (creo). El primer golpe había pasado pero se avecinaba una tormenta en mi horizonte e instintivamente estaba cerrando mis ventanas y poniéndole contrachapado a mis puertas.

Suficientemente pronto Leo volvió a su estepa, dudando de su nueva novia, extrañando los viejos tiempos. Sus aullidos retumbaban en mis oídos, pero era otra la tormenta que vivía adentro. Óscar sólo era la evidencia de su recuerdo. Leo era la historia que yo había empezado porque no podía olvidarlo. No quería aceptarlo, no quería volver, había pasado demasiado tiempo, demasiadas cosas, demasiada agua bajo el puente, pero la verdad era innegable.

La memoria de mis músculos no lo había olvidado.

miércoles, 12 de febrero de 2014

De Gallos, Camarones, Surcos y Tamalitos

¿Cómo será mi piel junto a tu piel,
cardo o ceniza? 
- Chabuca Granda

Era el 2003. La segunda o tercera iteración del concurso de música criolla de Edelnor, para chicos de colegio; en realidad una de las pocas que recuerdo de esos años. Carmen y yo habíamos preparado cada una una canción.



Carmen era la que cantaba bonito. Ya había estado en la competencia, y desde niña, muy niña, había tenido mucho más interés en la música que yo. Había algo un poco herido, un poco temeroso, en sus movimientos. Era más alta, caía mejor, y no estaba exenta de dardos agudos con los que atacarme en son de defensa.

Evidentemente era mi mejor amiga y yo la adoraba, aunque tenía serias deficiencias al demostrarlo.

La canción del Gallo Camarón era muy simple a primera vista. Un gallo de pelea antes de su primera riña cantándole a su dueño que no se preocupase, que dejase de acariciarlo, que le quitase las trabas con que intentaba protegerlo. Le aseguraba con orgullo que había sido criado para reñir, le pedía que tuviese fe en su caña y en su casta. Porque él quería vivir venciendo, o morir matando.

No sé si en esa época alguna de las dos entendía lo profundo de la letra. Las lágrimas que Carmen quiso esconder cuando no pudo cantarla no necesitaron explicación alguna. Sus riñones habían vuelto a joder la pita. A mí me daba rabia, pena. Todavía no entendía muy bien cómo expresar ninguna, pero la letra que la había escuchado cantar tantas veces se quedó grabada a fuego en mi memoria. Carmen, a diferencia del Gallo Camarón, no había podido pelearla.




Yo había escuchado El Surco muchas veces, y sabía que algunas veces a solas había hecho llorar a mi papá. Me daba miedo cantarla; me daba miedo delatar alguna inconfesable y vergonzosa verdad.

Hablaba sobre fracasos. Un lucero que había germinado en infinita soledad, regado de oscuridad; una siembra echada a perder, el agua de un arroyo anhelante de libertad. El llanto de una hora triste escondido en el grito que se escondía en un canto cuyo único motivo era callar el llanto.

Me daba miedo, muchísimo miedo. Me daba miedo que mis papás se separaran y me daba miedo no entrar a la universidad y me daba miedo que ningún chico llegara a quererme. Me dio miedo cantar mi canción frente a un jurado sin Carmen a mi lado. No pasé más allá de la audición; mis papás concluyeron que era una distracción innecesaria y potencialmente dañina para mi desarrollo académico.


El Tamalito

Pasaron once años antes de que volviese a escuchar a Carmen cantar la suya, y que ella volviese a escucharme cantar la mía. Ella ya es soprano spinto, y ha tenido protagónicos en óperas con mucho éxito. Yo estoy a medio camino todavía de esa promesa académica en la que mis papás tienen tanta fe y han apoyado con tanto cariño, y a la cual ya quiero lanzarme de lleno, dispuesta a matar o morir.

Sigo cantando El Surco cuando tengo ganas de llorar.

Pero cuando tengo un ratito y miro a través de la ventana, todavía hay tamalitos que me esperan en la mañana.

viernes, 17 de enero de 2014

Decisiones

... cada día. Alguien pierde, alguien gana, Ave María. - Rubén Blades


Creo que Dios te puso en mi vida para enseñarme lo que era amar. Y creo que este es el "te amo" más grande, más honesto y más generoso que alguna vez haya salido de mí.

Gracias por todo.

Adiós.