el Malecón y el Bosque


Yo vivía en el Malecón, y escuchaba sus susurros por mi ventana cada noche.



Pero por mucho tiempo viví lo épico de mi vida en el Bosque.


Una noche de Abril me di cuenta de que no era cuestión del lugar.

El Malecón y el Bosque es la realidad y el sueño, lo que necesito y lo que quiero, lo que tengo y lo que deseo. Entre el Malecón y el Bosque hay una línea muy delgada que se llama felicidad. Yo estoy ahí, entre lo épico y el susurro, aunque casi siempre me caigo. Generalmente lloro, porque duele. Sin embargo de alguna manera siempre vuelvo a sonreír.

Los dientes no perfectos quizá, pero el sentimiento sí.