Suena el jazz en el Malecón. Cuadra arriba y cuadra abajo, con un sonido de nostalgia en la boca. Hace frío y huele a mar.
Hace poco he vuelto a soñar con el Bosque. Parecen los delirios un alma solitaria. Ya casi he olvidado cómo huele.
Casi.
Es un eco, la silueta de un fantasma en el que sigo creyendo a pesar de la abrumadora evidencia que lo refuta. Es lo que impide que me entregue, que me rinda, que me deje caer. El recuerdo que no quiero olvidar.
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