Si pienso en ti en las noches probablemente eres miope y no tienes las pestañas largas y oscuras que me hacen voltear la cara cuando las veo pasar.
Si las canciones que me gustan me suenan a ti la regla es que no te guste mucho mi tipo de música. Pero no importa, la mayoría de música que tengo está en mi iPod porque me la bajé para impresionar a alguien y me terminó gustando.
Si justo quiero cocinar para ti no me sorprendería que tengas gustos muy exquisitos o seas vegetariano.
Si bailo contigo mientras estoy sola en mi cuarto no te ilusiones por alguna vez ganar un concurso de salsa.
Si sonrío cuando te pones ansioso no es por burlarme de ti; es porque me encanta que tengas la libertad de angustiarte cuando estás conmigo.
Si leo Wikipedia y miro Discovery no es para tener tema de conversación. Pero la verdad es que saber que las cosas que me interesan te interesan a ti también hace que mi corazón lata más rápido.
Si me callo esos roches internos y las inseguridades que me minan no es porque no confíe en ti. Es porque sé que a veces el miedo a perderte es eso mismo que te va a alejar de mí.
Si te digo que te quiero sé que te vas a asustar un poco pero que eventualmente vas a sonreír.
Si te adoro es porque me diste el regalo de creer en ti.
Y si me enamoro de ti... estate seguro de que vas a ser feliz.
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