martes, 31 de marzo de 2015

Soundtrack 2015 - Q1

El punto es la música. Siempre lo ha sido.

1) Talk is cheap - Chet Faker
Empecé el año con mis mejores amigos y tomando decisiones sensatas. No ha sido fácil; no es que de un día para otro me vuelvo la persona más disciplinada del mundo, pero poco a poco, día a día, se fortalece. Es por mí; por nadie más.

2) Bang Bang - Ariana Grande

3) No diggity - Chet Faker
Hay un lugar que extraño: se encuentra entre lo taciturno y lo sexy. Usualmente es de tarde convirtiéndose en noche, o de madrugada convirtiéndose en mañana. Sólo se habla en susurros de labios cerca a orejas, piel con piel confesando lo épico. 


4) Ay vamos - J Balvin
Otra lección reggaetonera coetánea de Las Aventuras del Capitán Alatriste. Cosas mías. 


5) All of me - John Legend 
Tal vez pido mucho, pero a mí me han pedido mucho también. 
Me han juzgado, criticado y rechazado, y creo que me he ganado a pulso
el derecho a elegir a quién quiero amar, con quién pelear, 
y a quién quiero a mi lado cuando esté luchando una guerra. 
- Leli Villarreal, Enero 2015


6) No church in the Wild - Jay Z & Kanye West


7) Radioactive - Imagine Dragons
En el fuego azul he forjado mis alas, templadas con hielo rojo. Cortan el aire con sus bordes, inmisericordes a las mentiras que otros puedan lanzar; brillan sin miedo a su luz, orgullosas. Su poder viene de adentro mío, independiente e indiferente del exterior, intrínseco, puro, real. 


8) Am I wrong - Nico & Vinz


9) Uptown funk- Bruno Mars
L: "Ya, déjense de cosas: Uptown Funk es Bruno Mars lipsynching a Michael Jackson y nadie conoce a nadie en un taxi."
Q: "muero por esa canción, y la referencia a MJ es super clara. pero no malo no?"
L: "no, no malo, sólo comentaba que es altamente referencial :)"
Q: "y su saco es color radiant orchid, que es el color pantone del 2014."
L: "tipo si MJ siguiera vivo y tuviera un concierto en Miami la mashup-ría con una de sus canciones
Q: "KINGS DO NOT MASHUP"
L: "o sea sugieres que haría una a lo Billy Jean, the kid is not my son?"
Q: "o diría "Bruno Mars, that kid is not my son". y eso sería suficientemente épico."
L: "Absolutamente."

10) Royals - Lorde


11)  Blank Space - Taylor Swift
Sí, hemos hecho tonterías, y no es cuestión de negarlas. Si censuro y edito las estupideces me quedaría sin las glorias que nacieron de ellas. ¿Acaso voy (vamos) a evitar todo riesgo por temor al dolor? Por favor, dolor puedo, soledad también. ¿Es fácil? ¡No, nunca lo ha sido! Claro que es difícil, y obvio no lo voy a lograr a la primera, no me voy a convertir en la persona más disciplinada de la historia de la noche a la mañana, pero sigo pa'lante, errores detrás. Es la única forma de avanzar. 


12) Blame - Calvin Harris ft. John Newman 

13) All the sad young men - Spector 


14) Arizona - Kings of Leon 
Vinieron los luciérnagos a rondar la candela, en un verano largo e intenso que se resiste a morir. Tenía sed y me ofrecían agua de mar, pero hice lo razonable y no la tomé. ¿De qué sirve callar un grito que esconde un llanto detrás?


15) Fighting - Saints of Valory


16) Gold - Chet Faker 


17) First - Cold War Kids
Usualmente el asunto es una serie de movidas predecibles que dan resultados esperados entre dos personas que se toleran lo suficiente para jugar. ¿Pero qué pasa si no quiero tolerar, qué pasa si quiero estar orgullosa, que estén orgullosos de mí? Bueno, está pasando ahorita. ¿En qué terminará? No sé. Lo que sé es que voy a estar aquí para vivirlo.

18) You and me - Disclosure ft. Eliza Doolittle, Flume Remix

19) Fucking off today - Tree Machines


20) Hearts - Atom tree
(todavía no tienen video; actualizaré cuando lo suban)

21) Tidal wave - Interpol


22) Go for it - Cruisr


23) Dumb - Nirvana
Skin the sun, fall asleep. 
Whish away, the soul is cheap.
Lesson learned, wish me luck. 
Soothe the burn, wake me up.


25) Collarbones - Thomson


26) Excited eyes - The Notionaries


27) La flaca - Cover de Juanes y Santana
Sí, la vida está allá, pero aquí también. Voy a dejar de buscarla y dejar que suceda.

sábado, 28 de marzo de 2015

Autoindulgencia (Decepción)

Habían sido una serie de días difíciles, en los que había sido atacada sin restricción ni anestesia alguna, llevando al límite la fuerza de mi piel. Me sentía emocionalmente amoratada, post-paliza, no sangrante pero no por eso menos adolorida. Buscaba refugio.

- ¿Qué pasó? –me preguntó. Me eché en el sofá mientras él me traía un poco de jugo de maracuyá de la cocina.
- Muchas cosas... ven aquí.

Estaba acurrucada en el sofá cuando vino y se sentó a mi lado. Extendí los brazos hacia él, buscando un abrazo, pero me acarició la cabeza y sonrió un poco.
- Cuéntame. -dijo.
Dejé los brazos arriba un par de segundos más, como esperando que se diera cuenta, pero los recogí de nuevo y empecé a contarle todo, desde el principio.

Me habían querido botar del trabajo. El asunto no había ido a mayores básicamente porque los jefes de mi “jefe” lo habían impedido, pero mi nombre ya había sido voceado en círculos poco convenientes y con connotaciones poco halagadoras. En los detalles de la historia obviamente había errores míos; no es que el asunto del casi despido había salido de la nada, pero la excusa que se daba era francamente irrisoria.
- O sea, sí hubo error tuyo. –observó cuando terminé de contarle.
- Sí.
- Pero no justificaba la reacción.
- No.
- Ya había una mala intención contra ti. Ése fue el verdadero error; haber generado desde el inicio una mala intención.

Suspiré. Me estaba dando un diagnóstico.

- Por un lado te admiro por poder soportar un rechazo tan frontal –dijo. –Cuando yo creo que le caigo mal a alguien me entra ansiedad y pienso en eso todo el rato, pero tú puedes vivir con eso como si nada.
- No es que no me duela. –dije, casi exhausta. Tomé aire –En todo caso prefiero los enfrentamientos frontales.
- La mayoría de personas los evita.
- Probablemente por miedo. A mí me tranquiliza saber que estoy siendo atacada; ya no tengo que preocuparme por ser agresiva.

Me volteé un poquito, aún echada. Hablar de mi agresividad me consoló un poco.

- Repito, te admiro por la fortaleza, pero no es una buena forma de lidiar con la gente. Polarizas a las personas: o te aman o te odian, y el neutro es que dicen que eres rara. No hay un verdadero término medio. No hay un normal; eres demasiado fuerte.

En ese momento lo que menos me sentía era fuerte, y lo que menos me importaba era ser normal.

- Bueno –continuó, recapitulando. –Igual ya postulaste a la SanTo, ¿no? Creo que eso lo va a mejorar. Nadie dice que seas mala médico, pero sí deberías estar consciente de tus descuidos.
- Crítica constructiva. –dije, frustrada.
- Exacto. Crítica constructiva. –sonrió, satisfecho. – ¿Te sientes mejor?
- No, en lo absoluto.
- ¿Qué, por qué?
- Porque has hecho una autopsia de la situación y cómo soy cuando lo único que quería era un abrazo.
- Pero quería saber qué había pasado para poder ayudarte mejor.
- Te hubiera podido contar mientras me abrazabas.

Se quedó callado. Yo sé de silencios, y ya desde el inicio no me gustó.

Probablemente otro día hubiera peleado; habría buscado la forma de arreglarlo, esforzarme, acomodar la situación para que las cosas funcionasen. Pero ese día estaba cansada y ni siquiera levanté la cabeza. Si no podía sobrevivir por sí mismo merecía morir.

- Estás molesta porque te he criticado.
- No. –dije, con pena.
- Sí. Estás molesta porque te he criticado y porque te he dicho que te habías equivocado, pero es la verdad. No voy a mentir y a decir que todo lo que hiciste está bien y que los otros se han equivocado en todo porque también es culpa tuya.
- Yo sé.
- ¿Entonces si lo sabes por qué te molestas?
- No estoy molesta.
- ¿Entonces?
- Tengo pena. –dije. –No estaba buscando que me mintieras ni que me dijeras que todo lo que hice estaba bien, estaba buscando un abrazo.

Me abrazó. Cerré los ojos e intenté ser agradecida con el cariño que me estaba dando pero estaba demasiado débil para mentirme a mí misma.

Me estaba abrazando de la misma manera que un adulto abraza a un niño enfadado; condescendencia sublime y generosidad hacia alguien que por naturaleza aún no entiende. Me quedé callada, por cariño y por respeto; él todavía no se había dado cuenta de que había empezado la agonía. Intenté culparme a mí misma por lo del día de la cremolada: había sido mi culpa al mostrar tan abiertamente mi fuerza, había sido mi culpa porque él había pensado, como el resto, que mi piel era igual de dura que piedra pulida.

- ¿No quieres tomar tu jugo? –me dijo pocos minutos después. Para él ya había pasado todo.
- No, gracias. –dije, aún acurrucada. Tenía sed de otra cosa.

Me contó su día, sus pequeñas sorpresas y molestias, y lo escuché echada en el sofá. Lo emocionaba un proyecto, y yo me alegraba por él, pero mi alegría era pequeña y moderada. Estaba demasiado lejos. No era mío.

Cuando me dejó en mi casa nos despedimos con un beso y un abrazo que no tenían nada que ver con el abrazo que yo había ido a buscar. Saludé al perro y me senté en el piso mientras le hacía cariño, sintiendo su peluda enormidad negra. Me duché y me eché en mi cama, tapándome con la colcha, abrazando a mi almohada. Escuché la respiración ruda del perro a los pies de la cama, y por primera vez en varios días encontré un poco de paz.

sábado, 14 de marzo de 2015

Crimen y castigo, o cómo pueden robar el arte de nuestra ciudad con impunidad



Usualmente no hablo de política en mi blog: generalmente lo dejo para mis historias semi-ficticias (o semi-reales, según se vea), para algunas catarsis o para propósitos literarios varios en general. Pero hoy día no voy a hacer eso; hoy día voy a hablar de la política que me ha tocado las últimas semanas, en algo que podría parecer muy trivial: la destrucción de los murales del Centro de Lima hecha por Luis Castañeda Lossio.





Luis Castañeda Lossio es el alcalde electo de Lima. Ha sido alcalde antes y sus gestiones han estado caracterizadas por una aparente prolífico y ambicioso entusiasmo por las obras, todas debidamente bautizadas y marcadas con su autoría. En esta nueva empresa suya ha sido un poco más tímido con sus nunca suficientes hitos y autopropaganda, pero no pudo resistirse a firmar con su color favorito. Nos queda claro.





Esta es mi evidencia del más vistoso crimen que está cometiendo en Lima. Estamos siendo robados. Cuando una persona entra a una casa y se lleva los cuadros que la decoran esa persona es un ladrón, y la acción es un crimen que se denomina robo. Nos dimos dado cuenta y protestamos. Esta fue su respuesta:


Hay que aceptar que la gestión de nuestro actual alcalde tiene un sentido de lo dramático. ¿Qué mayor defensa que culpar al gran cuco del Perú, Sendero Luminoso? ¿Qué mayor insulto para uno de nuestros dolores más profundos como país que comparar pintura en la pared con gente muriendo despedazada, madres caminando días para reconocer los cuerpos de sus hijos, coches bombas matando a indefensos inocentes? Esto no es solamente estúpido e insensible. Es peligroso. Como lo dice muy bien el artículo


¿Por qué esta gestión es la que maneja la Municipalidad de Lima? ¿Por qué su líder es nuestro alcalde? Luis Castañeda Lossio y su partido, capaces de involucrar a Sendero Luminoso por el miedo que les producen unos cuantos murales, son la autoridad máxima de esta ciudad. Y Luis Castañeda Lossio llegó al sillón municipal porque nosotros lo pusimos ahí. Somos cómplices en el crimen, y este es nuestro castigo.

Perdimos como ciudad.  Estamos sufriendo las consecuencias de nuestras acciones. Pero eso no significa que no podamos empezar a actuar mejor.  El primer paso lo tenemos que dar nosotros mismos: tenemos que empezar a respetarnos como ciudad y respetarnos como ciudadanos. Si un gobernante es el reflejo de los que lo eligieron, tenemos que ser mejores nosotros mismos. Si nos respetamos los unos a los otros el alcalde que llegue al poder nos respetará como ciudad.

viernes, 6 de marzo de 2015

Autoindulgencia Reflexiva

Estábamos con gente, pero para mí era igual que si estuviéramos solos y en silencio. Yo lo miraba un poco de lejos, a pesar de estar cerca; algo había pasado desde esa noche en la playa, pero no podía identificar qué. No había pasado nada específicamente triste o malo, y sin embargo yo tenía esta expresión de melacólica insatisfacción en el alma.

- ¿Tienes sed? – preguntó.
- Un poco, sí.
- ¿Quieres una chela?
- Hm… quiero una cremolada de fresa, la verdad.

Me miró, consciente de la naturaleza caprichosa de mi deseo.

- No creo que la podamos conseguir aquí. –dijo, mirando para los costados. Pequeña y súbita ansiedad se delató en su tono.
- El Curich está a unas cuadras. –dije. –Ahorita regreso.
- ¿Te acompaño? –dijo, irguiéndose.
- No te preocupes. –dije yo, parándome.
- No te vayas a regresar a tu casa y me dejas plantado aquí.
- No –sonreí, frunciendo un poco el ceño en incredulidad –. Ahorita regreso.

No lo sentía fuerte, y me sentía fuerte yo. No era necesariamente cierto, pero ese tipo de cosas no necesitan ser ciertas. Salí de la reunión y caminé lentamente, mis lentes de sol reflejando el rojo. Esa tarde era verano muriente pero no por eso menos caluroso, y yo estaba en shorts de jean relativamente nuevos, Havaianas y un polo delgado.

Compré dos cremoladas de fresa en el Curich y empecé a tomarme la mía de regreso. Mientras caminaba me pregunté seriamente en qué momento estaba yo en mi vida: ¿qué viaje empezaba, qué camino terminaba? Me comparé silenciosamente con mis recuerdos, epopeyas de pretendidos colosos y viajes a tierras donde vivían los elfos. ¿Servía de algo recordar? Quería regresar al pasado y recuperar lo perdido, pero siendo honesta ni siquiera fue tan bonito en el momento. La verdad es que he vivido mucho de mi vida en silenciosa desesperación.

Me paré en el Malecón y dejé que el olor de mar diluyera mis pensamientos, una mezcla de sal y arena, agua fértil y brisa. Por más que quisiera ya no podía recordar otros olores. Sentí ira y ganas de llorar al mismo tiempo. Estaba en el Malecón con un vasito vacío de cremolada, lamentando haber perdido a quien no me había dado nada.

Regresé al departamento donde era la reunión.

- Te traje una –le dije, acercándole la bolsa–. Me acabé la mía en el camino.
- Gracias.

Me senté a su lado y vi cómo mi presencia lo relajaba.
- Está buenaza –dijo, refrescantemente auténtico.
- Sí, ¿no? –respondí yo; su energía se reflejó en mí y súbitamente sonreí.
- ¿Quieres?
- Ya me acabé una. –le dije, aún sonriendo.
- ¿Quieres? –repitió, y había algo en él tremendamente seductor.
- Sí.

Me abrazó de vuelta, como recluyéndome del grupo que nos rodeaba.
- Me gusta cuando sonríes. –me dijo.
- Me gusta sonreír –respondí –. Voy a hacerlo más.

En eso estoy.

domingo, 1 de marzo de 2015

La vida de Orfeo después de salir del Hades

Anoche me puse mi vestidito marinero a rayas para salir a Barranco, el otro distrito que tiene mar y que está razonablemente cerca de mis dominios. Iba a ver al Artista y a su amigo el Actor, diciéndome que tengo 27 años, mi vida está en stand by y mis amigos son menores que yo. No, no había mucha esperanza en mi corazón anoche. Pero igual ahí estaba yo.

Hay algo de Barranco que es acogedor, y no necesariamente son los recuerdos. Miraflores es mío pero Barranco me recibe como la casa de un viejo amigo, y a cada esquina veo y siento que soy bienvenida y que cosas increíbles pueden pasar, como han pasado antes y definitivamente volverán a hacerlo. 

Me parece un poco (muy) irónico que la esperanza mitológica que tenía antes haya dado paso a este pesimismo prematuramente saturado, a este "¿para qué?" derrotista que prefiere rendirse antes de luchar. Sentada en un sillón antiguo la tristeza que nace del propio fracaso curvaba mi boca hacia abajo, hasta que la inesperada pregunta de una cámara de iPod me arrancó una carcajada. Sí, estaba viva. Sólo tenía que tocarme el pecho para sentir mi corazón latir. 

La vida después de infierno se siente un poco como si hubieran desaturado los colores. Regresé a este mundo que creía que sabía cómo era pero me doy cuenta que los colores que se ven blancos y dorados en realidad pueden ser negros y azules (feos, pero igual). Volteo la cara y miro a los lados esperando escuchar los ecos de la muerte pero de la nada aparece el mar hecho sardina en el Juanito, por ejemplo. Capitanes que se toman, patiecitos llenos de flores y plantas, dolces far nientes y un vaso de rico chocolate frío. La vida que no puedo imaginar sólo sucede cuando salgo de mi cuarto. 

Terminé (terminamos, Imago, Loko y yo) en un tradicional lugarcito para que bandas desconocidas se conozcan entre ellas, mientras selectos invitados habitantes de mundos pequeñísimos los escuchemos, los aplaudamos y digamos tonterías mientras los vemos tocar. La vida latía en esa especie de olla, y de la nada sentí como si estuviera presenciando lo que debería ser el inicio de una gran epopeya, no mía pero epopeya igual. Lo que estaba escuchando era la esperanza.

Hay lecciones que me falta aprender: no juzgar, por ejemplo. Que a veces renunciar a los sueños es lo maduro. Que el dinero es importante, mucho más importante de lo que a juventudes idealistas les parece; que no conozco ni el hambre ni el frío que su falta puede generar. Mi papá me dijo hacer poco algo muy cierto: "el que quiere algo se pone de pie todos los días y sale a buscar su suerte." 

Ayer  me puse de pie y salí a buscar la vida a la que se supone que regresé hace ya bastante tiempo. La encontré sin voltear demasiadas esquinas ni buscar con particular ahínco. Yo sé que está ahí. Yo sé que está aquí mismo. Me doy cuenta de que lo que tengo que aprender ahorita no lo voy a aprender mirándome al espejo. 

(Por fin.)