jueves, 8 de mayo de 2014

Suena el jazz en el Malecón. Cuadra arriba y cuadra abajo, con un sonido de nostalgia en la boca. Hace frío y huele a mar.

Hace poco he vuelto a soñar con el Bosque. Parecen los delirios un alma solitaria. Ya casi he olvidado cómo huele.

Casi.

Es un eco, la silueta de un fantasma en el que sigo creyendo a pesar de la abrumadora evidencia que lo refuta. Es lo que impide que me entregue, que me rinda, que me deje caer. El recuerdo que no quiero olvidar.


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