jueves, 17 de marzo de 2011

#Venting

Un amigo hace venting en Twitter. Ahorita, 140 caracteres simplemente no me alcanzan.


Quiero irme a Hungría. A Bosnia, a Croacia, quiero ir a República Checa, a Rumania, quiero bailar en las carreteras desiertas de Transilvania. Quiero tener hambre de comida, de español y de civilización. No sé si quiero ir acompañada. Quiero sentir esa deliciosa nostalgia que sólo me da la soledad.

Quiero dormir. Quiero despertar y no tener celular ni conexión a Internet y lo que es más utópico, quiero que no me importe. Quiero que no me importe quién me escribe o no me escribe o hace cuánto que no me escribe o por qué no me escribe o porqué tiene esa necesidad de hacerse incómodamente importante aún cuando no lo es.

Por primera vez en años no quiero que los amigos que se fueron regresen. Se fueron por una razón, y se fueron en varios vehículos, desde carros hasta aviones, pero se fueron, y los problemas y alegrías que tengo aquí son completamente independientes de ellos.

Quiero ser independiente. Quiero ganar mi dinero y dejar de sentirme mantenida niña de papá porque decidí estudiar una carrera que dura 7 años y, seamos honestos, dura bastante más. Y quiero dejar de sentirme seducida por el enfoque estadounidense de la medicina; se supone que detesto el American Way of Life pero ayer no pude dejar de oír de pasadas al pata que hablaba sobre PCR en tiempo real con un acento tan yuppie y con tanto maldito charm que no podía evitar la sonrisa en mi boca. Y era feo, para colmo, así que las hormonas no estaban involucradas. Era el malditamente seductor charm. 

Quiero que me den ecocardios y catéteres y  marcapasos y ablaciones. Quiero sumergirme, empaparme, quiero contaminarme tanto que cuando salga a la luz mis ojos no puedan dejar de encontrar arritmias e infartos. Quiero que cada dendrita indómita de mi corteza sea conquistada y quiero sofocar toda esta psicopatología contagiada, todo este histrionismo sobresaturado, quiero olvidarme de la vacua importancia de los castillos en el aire que se caen con clonazepam.

Quiero mandar a la mierda; quiero regresar a esa libertad casi sin límites de Febrero. Pero ya estamos en Marzo, mierda, y aunque sea 2011 es Marzo, y en Marzo empiezan las clases y es el último mes del verano y jode que lo sea, y jode la vida en general porque las cosas no tienen mucho sentido. Porque a veces ser misterioso es una buena estrategia, y a veces no. Porque a veces la cago antes de darme cuenta de que tenía que tener una estrategia y luego la quiero arreglar. Y a veces, sospecho, las cosas se arreglan mejor si es que dejo de intentar arreglarlas. Lo cual es, obviamente, muy difícil.

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