lunes, 1 de noviembre de 2010

Billie Holiday

Southern trees bear a strange fruit,
blood on leaves, and blood at the roots,
black bodies swinging in the southern breeze,
strange fruit hanging from the poplar trees.




"Strange fruit", de Billie Holiday, fue nombrada en 1999 por la revista Times como la canción del siglo. Su letra, el poema de un profesor judío censurando los linchamientos de afroamericanos en la campiña sureña de Estados Unidos, describe gráficamente los cadáveres colgados en los álamos, meciéndose con la brisa. Escena pastoral del galante sur.

La voz de Lady Day no es bonita ni melodiosa cuando canta esta canción. Hiere, como verdades rehusándose a ser ignoradas, como las lágrimas y los gritos de una víctima suplicando piedad. Es esta desesperante belleza la que me cautivó; la brutal honestidad de un dolor que sólo de escucharlo me pone la piel de gallina. La amarga cosecha de una sociedad para la cual la violencia tenía diferentes significados dependiendo del color de piel con el que estaba manchada

Es su misma naturaleza la que hace que esta canción trascienda las barreras de la estética y se convierta en arte. Es lo que comunica, lo que dice y lo que deja de decir, lo que defiende y describe, es esa voz incisiva que acerca la mirada a una escena que sabemos que no queremos atestiguar. Que, sin cubiertas ni mentiras, muestra la verdad así como es. Muy alejada de esa versión edulcorada y descafeinada que muchas veces terminamos por comprar.

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